No nos defiendas, Haití...


Por Alfredo Acevedo

Desde el inicio de la trata y tráfico de personas en la isla de Santo Domingo, nunca se ha producido un genuino interés en acabar con ese cruel accionar que deshumaniza y envilece a todos los que intervienen en el negocio. Pues hombres y mujeres de Haití y República Dominicana de todos los niveles sociales se lucran del mismo. Y, claro está, esto trajo como consecuencia la sentencia 168-13 emitida por el tribunal constitucional... Más...


La sentencia 168-13 hunde el dedo en la llaga removiendo sentimientos inducidos a una clase que ha sido víctima directa del desinterés de los gobiernos dominicanos en crear un sistema educativo en el cual se pueda ser un ente crítico ante cada opinión expresada a través de los medio de comunicación. Eso es justamente lo que ha favorecido a todos aquellos que desean y, así lo hacen, manipular la gran mayoría de dominicanos. Y justo esto es lo que tiene dividido a mis paisanos entre los que me apoyan y los que no. 

Pero tú, Haití, ¿Qué buscas opinando sobre esta sentencia? ¿Por qué interfieres en un problema dominicano y con dominicanos? Tú que le vendiste a Milton Ray Guevara, hoy presidente del tribunal constitucional dominicano, diecinueve mil haitianos para traerlos a trabajar en el corte de caña. Tú que te lucras con el negocio de la trata y tráfico de tus niños, jóvenes y envejecientes hacia territorio dominicano.

Por Dios Haití, no nos uses como excusas para hacerle daño a mi país. Ese daño que ha aumentado considerablemente con el actual gobierno y sus allegados que sólo intentan lucrarse haciéndoles daño a mi país y con ello a tu masa más pobre.

¡Mírame, Haití!;  no sé nada de Toussaint ni de Dessalines, pero sí sé de Duarte, Sánchez y Mella. No sé de compas, pero sí sé de merengue y bachata. No sé cómo se habla allá, pero sí sé de la i en el Cibao, de la r en Sur, de la l en la Capital y demás regionalismos de mi país. Sí, de mi país porque aquí nací, crecí, me forme académicamente, me casé y tuve mis hijos. Y de lo único que estoy seguro, es que estoy en tránsito por la vida, no por mi país.


¡No nos defiendas, Haití, que nos hace daño!.